¡Hola a todos!
Hoy no os voy
a hablar de libros, voy a hablaros de las relaciones laborales que surgen en
las empresas entre los compañeros de trabajo exponiendo un caso real, caso que
desgraciadamente nos está afectando a todos pero especialmente a uno de mis
compañeros de trabajo y a mí.
La cosa
empezó a surgir cuando mi jefe tuvo la brillante idea de contratar a dos
personas más para trabajar en la empresa, algo que nos pareció genial a todos
puesto que venían a ayudarnos y a quitarnos un poco de trabajo a los demás o
eso se suponía…
Primeramente,
todos hemos sido nuevos en una empresa y está claro que los primeros días pues
se te hace un mundo y más cuando entras a trabajar recién acabados unos
estudios pero, también, seamos realistas y que te tienes que adaptar lo antes
posible a las condiciones de trabajo y que, si al final no te acabas adaptando,
sabemos que, más tarde o más temprano, lo más probable sea que acabes en las
filas del paro…
Volviendo al
tema principal de esta entrada, al principio, cuando entraron estas dos
personas, empezó a surgir un poco de estrés puesto que no solo tienes que
realizar tu trabajo sino que, tanto mi compañero como yo, fuimos los encargados
de enseñar a estas dos personas a realizar su trabajo, por lo tanto, la cosa se
empezó a complicar…
Había que
tener muchísima paciencia con ellos, hacían muchísimas preguntas (es entendible
puesto que no sabían nada) pero que, al final, con el tiempo esas preguntas se
convirtieron en “preguntas tontas, respuestas idiotas”. Mirad, yo puedo
responder todas las preguntas del mundo pero cuando ya te han preguntado la
misma pregunta más de 20 veces al día, entended que la paciencia se marcha.
Después de 20
días, uno de ellos empezó a buscar bronca con todos, algo que era súper negativo
en el día a día laboral. Llegó un día en el que casi pega a mi compañero de
trabajo allí mismo, que yo le felicito porque no conozco a persona con más
paciencia que él. Conmigo tuvo varios encontronazos verbales en los que al
final terminas callándote porque sabes que el chico no da para más y que, con
su actitud, lo más probable es que terminara en la calle como ha pasado.
Y después de
60 días, pasamos al “segundo elemento” aunque más bien yo le apodaría “Antoñita,
la fantástica” porque se monta unas películas mejores que las de los estudios
universal…
Reconozco que,
al principio, no puedes juzgar a nadie porque no le conoces cómo es pero ya os
digo que, después de 60 días, ya sabes perfectamente de qué pie cojea cada uno…y
la actitud que está teniendo este chico está dejando mucho que desear. Es la
típica persona que se cree ultramegasuperguay por tener dinero, coches de lujo,
iphone, i-pad, i-pod y el i-coñodesumadre… que lo va restregando todo el día a
los demás y yo me pregunto ¿Si tanto dinero tiene qué coño hace allí trabajando
para darnos por el culo a los demás?
Pues la
verdad que con su actitud de “pijo repelente” o sobrado (como le queráis
llamar) pues más que hacer “amigos” ha hecho enemigos en el trabajo puesto que
todos (menos él) somos personas súper humildes de nuestra madre y de nuestro
padre que tenemos la suerte (para nosotros) o la desgracia (para él) de tener
un trabajo con el que poder mantenernos.
La cuestión
es que vive amargado tanto personalmente como laboralmente hablando y eso es
algo que se nota muchísimo cuando pasas tantas horas del día con una persona,
tanto es así, que desde hace dos semanas está viendo que conmigo y con otro de
mis compañeros (no es el mismo que tuvo la movida gorda con el otro) no
congenia y entonces ha decidido inventarse movidas inexistentes con nosotros.
Conmigo la
cosa empezó a torcerse, no solo personalmente sino ya también laboralmente
puesto que no hace bien su trabajo, sigue preguntando las mismas preguntas
estúpidas y simples que hasta un niño pequeño se quedaría con las respuestas y,
a mí, eso me cansa bastante, digamos que no soporto tener en mi trabajo a una
persona que en vez de ayudarme, me hace parar mi propio trabajo 638421606523
veces al día porque le tenga que seguir explicando las mismas mamarrachadas del
primer día después de 60 días que lleva.
La mejor
parte del día es cuando dice “todavía sigo sin saber cuáles son mis funciones
aquí” y claro, no sabes si quedarte mirándole con la boca abierta, ponerle la
cara del famoso gif de la niña en el coche cuando la llevan a disney o
contestarle con un: “en serio me estas preguntando esto después de 60 días? De
verdad????”
Con mi
compañero la cosa se empezó a torcer casi de la misma manera que conmigo puesto
que se cansó de recibir llamadas internas desde su mesa preguntándole también
por las mismas chorradas y mi compañero tampoco puede parar de realizar su
trabajo 54166505055151 veces para contestarle las mismas mierdas una y otra
vez.
Estas dos
semanas ya estamos llegando a unos límites que pensé que no llegaríamos nunca,
en la que él nos está acusando indirectamente (va diciéndolo a los otros
compañeros a nuestras espaldas) a nosotros dos de que le hacemos buling, algo
que, con lo que está sucediendo últimamente en la sociedad, es una acusación
muy grave y que incluso puede hacernos perder nuestro trabajo.
Dice que le
echamos de la hora de la comida cuando él es el que se coge su mochila del
comedor y sin decir nada se va fuera a
marginarse, volviendo medio llorando y diciendo que ha tenido que comer en su
coche muriéndose de calor porque no le queremos allí. Que le pegamos y le
tratamos muy mal a la hora de la comida y por eso va a pedir el cambio de turno
cuando desde el primer día NUNCA ha querido compartir ni relacionarse con
ninguno de los demás miembros de la empresa puesto que, como os he comentado
antes, el se creía por encima de todos nosotros y no quería compartir espacio
con chusmas de gente pobre como nosotros… (dicho por él).
Estas dos
cosas las comento porque creo que es necesario para que la gente se de cuenta
de que este tipo de comportamientos no ayudan a los demás y me callo muchas más
cosas que va comentando porque aparte de ser acusaciones muy fuertes son
FALSAS! No obstante, pienso que para avanzar en tu trabajo, no es necesario que te inventes este tipo de cosas, es mejor avanzar por tus propios méritos que tener que aplastar a los demás con estas malas maneras de actuar.
¿Sabéis lo que me “consuela”? Que gracias a que existen las benditas
cámaras que son como el “gran hermano” y todo lo ven, que nos acabarán dando la
razón a mi compañero y a mí aunque seguramente esta situación,
desgraciadamente, también se viva en muchas más empresas.
Siento
haberme extendido tanto pero era muy necesario desahogar toda la rabia que
llevo contenida desde hace ya muchísimos días. Gracias por leerme y os prometo
que la próxima entrada sí que os voy a traer el comentario de un libro como os
gusta, sin malos rollos.
¡Un saludo a
todos!