jueves, 4 de julio de 2019

Que arda el blog!


¡Hola a todos!
 
Hoy no os voy a hablar de libros, voy a hablaros de las relaciones laborales que surgen en las empresas entre los compañeros de trabajo exponiendo un caso real, caso que desgraciadamente nos está afectando a todos pero especialmente a uno de mis compañeros de trabajo y a mí.
 
La cosa empezó a surgir cuando mi jefe tuvo la brillante idea de contratar a dos personas más para trabajar en la empresa, algo que nos pareció genial a todos puesto que venían a ayudarnos y a quitarnos un poco de trabajo a los demás o eso se suponía…
 
Primeramente, todos hemos sido nuevos en una empresa y está claro que los primeros días pues se te hace un mundo y más cuando entras a trabajar recién acabados unos estudios pero, también, seamos realistas y que te tienes que adaptar lo antes posible a las condiciones de trabajo y que, si al final no te acabas adaptando, sabemos que, más tarde o más temprano, lo más probable sea que acabes en las filas del paro…
 
Volviendo al tema principal de esta entrada, al principio, cuando entraron estas dos personas, empezó a surgir un poco de estrés puesto que no solo tienes que realizar tu trabajo sino que, tanto mi compañero como yo, fuimos los encargados de enseñar a estas dos personas a realizar su trabajo, por lo tanto, la cosa se empezó a complicar…
 
Había que tener muchísima paciencia con ellos, hacían muchísimas preguntas (es entendible puesto que no sabían nada) pero que, al final, con el tiempo esas preguntas se convirtieron en “preguntas tontas, respuestas idiotas”. Mirad, yo puedo responder todas las preguntas del mundo pero cuando ya te han preguntado la misma pregunta más de 20 veces al día, entended que la paciencia se marcha.
 
Después de 20 días, uno de ellos empezó a buscar bronca con todos, algo que era súper negativo en el día a día laboral. Llegó un día en el que casi pega a mi compañero de trabajo allí mismo, que yo le felicito porque no conozco a persona con más paciencia que él. Conmigo tuvo varios encontronazos verbales en los que al final terminas callándote porque sabes que el chico no da para más y que, con su actitud, lo más probable es que terminara en la calle como ha pasado.
 
Y después de 60 días, pasamos al “segundo elemento” aunque más bien yo le apodaría “Antoñita, la fantástica” porque se monta unas películas mejores que las de los estudios universal…
 
Reconozco que, al principio, no puedes juzgar a nadie porque no le conoces cómo es pero ya os digo que, después de 60 días, ya sabes perfectamente de qué pie cojea cada uno…y la actitud que está teniendo este chico está dejando mucho que desear. Es la típica persona que se cree ultramegasuperguay por tener dinero, coches de lujo, iphone, i-pad, i-pod y el i-coñodesumadre… que lo va restregando todo el día a los demás y yo me pregunto ¿Si tanto dinero tiene qué coño hace allí trabajando para darnos por el culo a los demás?
 
Pues la verdad que con su actitud de “pijo repelente” o sobrado (como le queráis llamar) pues más que hacer “amigos” ha hecho enemigos en el trabajo puesto que todos (menos él) somos personas súper humildes de nuestra madre y de nuestro padre que tenemos la suerte (para nosotros) o la desgracia (para él) de tener un trabajo con el que poder mantenernos.
 
La cuestión es que vive amargado tanto personalmente como laboralmente hablando y eso es algo que se nota muchísimo cuando pasas tantas horas del día con una persona, tanto es así, que desde hace dos semanas está viendo que conmigo y con otro de mis compañeros (no es el mismo que tuvo la movida gorda con el otro) no congenia y entonces ha decidido inventarse movidas inexistentes con nosotros.
 
Conmigo la cosa empezó a torcerse, no solo personalmente sino ya también laboralmente puesto que no hace bien su trabajo, sigue preguntando las mismas preguntas estúpidas y simples que hasta un niño pequeño se quedaría con las respuestas y, a mí, eso me cansa bastante, digamos que no soporto tener en mi trabajo a una persona que en vez de ayudarme, me hace parar mi propio trabajo 638421606523 veces al día porque le tenga que seguir explicando las mismas mamarrachadas del primer día después de 60 días que lleva.
 
La mejor parte del día es cuando dice “todavía sigo sin saber cuáles son mis funciones aquí” y claro, no sabes si quedarte mirándole con la boca abierta, ponerle la cara del famoso gif de la niña en el coche cuando la llevan a disney o contestarle con un: “en serio me estas preguntando esto después de 60 días? De verdad????”
 
Con mi compañero la cosa se empezó a torcer casi de la misma manera que conmigo puesto que se cansó de recibir llamadas internas desde su mesa preguntándole también por las mismas chorradas y mi compañero tampoco puede parar de realizar su trabajo 54166505055151 veces para contestarle las mismas mierdas una y otra vez.
 
Estas dos semanas ya estamos llegando a unos límites que pensé que no llegaríamos nunca, en la que él nos está acusando indirectamente (va diciéndolo a los otros compañeros a nuestras espaldas) a nosotros dos de que le hacemos buling, algo que, con lo que está sucediendo últimamente en la sociedad, es una acusación muy grave y que incluso puede hacernos perder nuestro trabajo.
 
Dice que le echamos de la hora de la comida cuando él es el que se coge su mochila del comedor y  sin decir nada se va fuera a marginarse, volviendo medio llorando y diciendo que ha tenido que comer en su coche muriéndose de calor porque no le queremos allí. Que le pegamos y le tratamos muy mal a la hora de la comida y por eso va a pedir el cambio de turno cuando desde el primer día NUNCA ha querido compartir ni relacionarse con ninguno de los demás miembros de la empresa puesto que, como os he comentado antes, el se creía por encima de todos nosotros y no quería compartir espacio con chusmas de gente pobre como nosotros… (dicho por él).
 
Estas dos cosas las comento porque creo que es necesario para que la gente se de cuenta de que este tipo de comportamientos no ayudan a los demás y me callo muchas más cosas que va comentando porque aparte de ser acusaciones muy fuertes son FALSAS! No obstante, pienso que para avanzar en tu trabajo, no es necesario que te inventes este tipo de cosas, es mejor avanzar por tus propios méritos que tener que aplastar a los demás con estas malas maneras de actuar.
 
¿Sabéis lo que me “consuela”? Que gracias a que existen las benditas cámaras que son como el “gran hermano” y todo lo ven, que nos acabarán dando la razón a mi compañero y a mí aunque seguramente esta situación, desgraciadamente, también se viva en muchas más empresas.
 
Siento haberme extendido tanto pero era muy necesario desahogar toda la rabia que llevo contenida desde hace ya muchísimos días. Gracias por leerme y os prometo que la próxima entrada sí que os voy a traer el comentario de un libro como os gusta, sin malos rollos.
 
¡Un saludo a todos!

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