Para ti, mujer:
Primeramente, sé que no nos conocemos personalmente, pero te has colado en mi vida indirectamente y de la forma en la que menos me esperaba.
Sí, tú, que no te mereces el más mínimo respeto por mi parte ya que tú, a mí, tampoco me lo has tenido haciendo cosas que me han hecho bastante daño, comentando cosas de mi vida sexual que ni son verdad, ni tienes ni puta idea de ello y que me han afectado bastante en mi vida personal.
Como comprenderás, me siento en la obligación de juzgarte como persona, al igual que tú lo has hecho conmigo, pero con una gran diferencia: Yo lo hago con mucha más educación, clase y saber estar que tú.
Desde que supe de tu existencia, sabía que me ibas a complicar la vida y que tu principal propósito era desestabilizarme porque yo tenía algo que tú querías: Lo tenía a él.
Cuando empezaste a charlar con él, yo como mujer, supe perfectamente las intenciones que tenías. ¡Se te veían desde lejos! (Sexto sentido lo llaman). Yo le avisé en varias ocasiones de ello y que debía alejarse de ti porque no le hacías ningún bien en su vida. Ni a él, ni a mí porque sabía que todo esto acabaría repercutiéndome negativamente, de forma indirecta, en mi vida.
Poco a poco te fuiste metiendo en un terreno que no era tuyo, pero que querías conseguir a toda costa por los comentarios que has dicho y por tu forma de actuar con él. Evidentemente, no toda la culpa es tuya, también de él por haberlo permitido y más cuando yo ya le había advertido de lo que supondría la supuesta amistad contigo.
Aún así, tuve que aceptar tu amistad con él porque yo no soy nadie para prohibirle que hable o que deje de hablar con las personas. Me tragué que le contaras todos tus problemas sentimentales con tu marido y tus hijos (audios que yo misma he escuchado) y que lo buscaras como apoyo en plan amigo, aunque en el fondo, sabía que seguías teniendo las mismas intenciones que al principio.
Y llegó el día en el que lo embaucaste con tu gran experiencia como mujer, con tus cincuenta años, con tu gran capacidad para atraer a los hombres por tu descarada forma de vestir (totalmente respetable, pero que no comparto), de hablar sensualmente, de maquillarte, de peinarte… Y él se dejó embaucar porque ambas sabemos que es demasiado buena persona y confía mucho en la gente, cosa que yo NO y mucho menos en mujeres como tú.
Ese día, conseguiste cumplir el objetivo que te habías marcado: tenerle dentro de ti. Evidentemente, imagino que, en ese momento, en lo que menos pensaste fue en tu marido y, mucho menos, en mí. Solo te interesaba disfrutar de él y, el resto, te dio igual. Sinceramente, tienes que tener un cerebro bastante frío para hacer lo que hiciste sin importarte lo más mínimo ni tu marido, ni tus hijos, ni tu vida familiar, ni el destrozar vidas ajenas.
Sabes perfectamente que, él, está arrepentido de lo que hizo desde el primer segundo en el que finalizasteis lo sucedido y así te lo ha hecho saber en más de una ocasión, pero tú no te arrepientes de lo sucedido, aunque le quisieras convencer que sí y que le dijeras que si algún día me conocieras, me pedirías perdón por todo lo sucedido y el daño que me has causado. Él te cree porque confía en la gente, pero… ¿Sabes el problema? Que yo no confío en la gente y que NO te creo ni la más mínima palabra que salga de tu boca, mujer.
Yo le perdoné y, aunque costó, él decidió bloquearte de todo tipo de red social para que no te pusieras en contacto con él, pensando que, así, nos dejarías tranquilos vivir nuestra vida. Yo le insistí en que mujeres como tú, aunque estén bloqueadas de todos lados, siempre os buscabais las artimañas para volver. Por lo poco que te ha contado de mí, sabes que yo no soy tan inocente como él y mucho menos tratándose de una mujer como tú.
¡Y volviste! Creándote cinco perfiles en facebook, los cuales estás más que bloqueada desde la cuenta de él y desde la mía. ¡Y volviste otra vez! Desde el facebook de tu amiga, subiendo un vídeo con ella en el que dais bastante vergüenza ajena poniendo posturitas y soltando comentarios como: “Un saludito para las personas que me tienen bloqueada en mi cuenta y me ven desde este perfil”, “Yo busco muchos hombres, no niñatos, aunque hay niñatos que son muy hombres”, “A mí me gusta el cuero porque soy una mujer de verdad” o “Es que alguna me tiene mucha envidia”.
Evidentemente, cada uno en sus perfiles puede poner lo que le dé la gana y, al ser algo público, los demás tenemos el derecho de opinar sobre ello asique… Considero que ya tienes una edad para hacer ese tipo de comentarios. ¿No crees? Creo que una mujer de 50 años no debería de comportarse como una adolescente “choni”, más típica de programas de Telecinco que de mujeres de la vida real, porque con ese comportamiento estas demostrando que eres una despechada y puedes estar tranquila porque yo envidia de ti, la verdad es que no tengo ninguna, asique tu bola mágica donde ves esas cosas con tus supuestos poderes de bruja… ¡Te ha fallado!
Creo que tienes varios problemas y vas a necesitar ayuda de profesionales. El primero porque tú quieres repetir más con él, no con tu marido y él te ha dicho que NO en TODAS las ocasiones en la que se lo has pedido, que él quiere estar conmigo y tú no lo aceptas. No dejas de buscarle, de querer tener contacto con él mientras que él no para de bloquearte. Obviamente, has sido el mayor error que ha cometido en su vida. Él me quiere a mí y… ¡Tienes que asumirlo, mujer!
Sé que es difícil asumir que no te quiere un hombre y más para una mujer como tú que vas presumiendo de lo que haces fuera de tu relación matrimonial con otros (que he escuchado los audios donde lo decías), pero considero que deberías ocuparte de tu vida, de tu familia, de tu marido y de tus hijos y dejar que la gente siga haciendo su vida sin estar, tú, presente en la suya porque eres una persona enferma y dañina que tienes que tratarte la obsesión que tienes por él.
Y tu segundo problema es con el sexo. Dices ser sexóloga profesional que, por mí, como si te quieres ganar la vida en las casitas de lucecitas, pero no es muy normal que solo atiendas a hombres y digas que parte de la terapia es acostarte con ellos. Con tu vida puedes hacer lo que quieras, pero te lo aconsejo por tu bien, porque vas a acabar fatal.
En las últimas horas, has intentado realizar una quedada de tu amiga con él. Entiendo que sea tu amiga y que te quiera ayudar, pero yo sabía cuáles eran tus intenciones y hemos mandado a otra persona para la cita. ¡Qué casualidad que le haya surgido algo a tu amiga y te hayas presentado tú en su lugar! ¿No? Tú, has querido jugar con nosotros, hemos aceptado el juego y, el de hoy, lo hemos ganado.
Tranquila que vamos a seguir preparados para afrontar el siguiente ya que parece que no te vas a alejar de nuestras vidas y, en el fondo, te lo agradezco porque nos estás haciendo luchar juntos para ganar esta batalla y, que con estos actos, estás reforzando cada día más nuestra relación.
¡Un saludo, mujer!
PSDT: Para todas aquellas mujeres que han tenido que sufrir alguna infidelidad en su vida y han tenido que aguantar a estas mujeres tan insoportables indirectamente.
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