¡Hola a todos!
Hoy os traigo la tercera parte de la saga “Pídeme lo que quieras” de Megan Maxwell, titulada “Pídeme lo que quieras o déjame”.
La verdad es que los dos primeros libros, quitando algunas escenas de sexo, me han gustado más de lo que me habría imaginado, pero en este tercer libro, he comenzado a sentir cómo, en algunos aspectos, la historia se me ha ido torciendo un poco…
Eric y Judith, después de un largo viaje a México, regresan a Alemania donde vuelven a su rutina diaria con sus amistades, con la familia de Eric, etc… Parece que va todo genial hasta que, de nuevo, vuelven a discutir por las prohibiciones que Eric le hace a Judith como, por ejemplo, no dejarla incorporarse al mercado laboral, entre otras cosas, algo que me parece un poco antiguo y machista.
En cuanto al tema sexual, en esta tercera parte, hay cosas que son mucho más fuertes que en las dos primeras partes e incluso relata posturas que me ha costado imaginar por las cosas que estaba relatando aunque ha habido situaciones que tampoco he logrado entender como, por ejemplo, si realmente no eres lesbiana por qué te excita que te de placer una mujer o viceversa en el caso de los hombres… (No sé, igual es cuestión mía y tengo poca imaginación…xD)
Tengo que reconocer que, sexualmente hablando, me ha saturado mucho más que los dos libros anteriores. Ha habido momentos en los que he sentido que trataban a las mujeres como si fueran puros objetos sexuales, personas sin ningún tipo de sentimientos que se dejan hacer de todo lo inimaginable porque eso las excita. Entiendo que haya mujeres que se vean reflejadas y les encante sentir eso, pero yo lo he pasado mal leyendo ese tipo de situaciones y que para nada me han agradado. Era uno de los principales motivos por los que no quería empezar a leer este tipo de libros.
Creo que si le quitamos muchas de esas partes, la historia hubiera sido mucho más bonita y habría calado mucho más en las lectoras románticas, pero también entiendo que salió en la época en la que se puso de moda “Cincuenta sombras de Grey” y alguien tenía que hacerle la competencia…
Evidentemente, ha habido partes de la historia de Judith y Eric que si me han gustado y que se ven muy reales. Sin embargo, las historias de Raquel con el Mexicano o de Dexter con su enfermera me han parecido un poco de telenovela estilo “Pasión de Gavilanes” y no me han terminado de gustar.
Otro de los aspectos negativos de este libro es que veo en Judith o en Marta el ejemplo de las mujeres que en cuanto ven a una mujer que es mucho más guapa, alta y delgada que ellas acercándose a alguno de sus amigos o hermanos, no tardan ni un minuto en llamarla “zorrasca”, “tontaina” y demás apelativos… Relatando historias con mujeres así, poco favor nos hacemos entre nosotras y me parece que no son un gran ejemplo para la época en la que vivimos.
Espero que, con esta tercera parte, la saga no se empiece a torcer más aún en los libros que quedan.
¡Un saludo a todos!
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