¡Hola a todos!
Como pienso que, a veces, es
bueno leer libros de autoayuda aunque no los necesitemos en estos momentos,
nunca sabemos cuándo nos vamos a encontrar en situaciones parecidas a las que
este tipo de libros relatan, por lo tanto, pueden ser de una gran ayuda en un
futuro. He querido leerme “El arte de no amargarse la vida” de Rafael
Santandreu.
El libro está dividido en tres
partes. En la primera parte, en algunos capítulos, explica un poco la
psicología y los problemas y las creencias absurdas que la gente tiene, donde
te relata sus experiencias con pacientes de verdad para que veas el ejemplo de
cómo ha intentado solucionar sus problemas y en otros capítulos relata
historias ficticias donde se puede ver claramente el ejemplo de lo que está
explicando. Hay ciertas cosas que el relata en esta parte del libro con las que
no estoy de acuerdo como por ejemplo, si las personas tienen complejos, que se
curan yendo a un psicólogo y no a un cirujano porque es una creencia absurda
que los pacientes tienen, denominándolos “enfermos mentales”. Creo que cada uno
es libre de tener los complejos que tenga y superarlos como buenamente pueda,
ya sea por sí mismos o yendo a cirujanos y no tenemos porque juzgarlos. También
te explica que es posible cambiar la forma de ser, que lo único que importa es
tener las necesidades básicas cubiertas y que lo demás no importa y esas cosas
que te indican los psicólogos con las que yo no estoy muy de acuerdo.
En la segunda parte del libro,
trata de los métodos que sigue para superar las situaciones que te describe,
sobretodo, de la terapia cognitiva, que cree que es el método más aconsejable
para superar los miedos o los traumas, es decir, las terapias donde el doctor
se reúne con el paciente, donde éste explica lo que le sucede y el doctor se
pone a deducir lo que puede tener y le da soluciones a su problema. A parte,
también hace referencia a la “necesititis”, que es todo aquello que realmente
deseamos tener pero que no necesitamos ni es vital para poder seguir viviendo.
Se limita a decir que si tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas, es
decir, dormir, comer, beber y respirar, que lo demás es secundario y que no
aporta la felicidad, cosa que no estoy muy de acuerdo, ya que vivimos en un
mundo que necesitamos algunas cosas materiales para vivir como por ejemplo una
casa o un trabajo. Se dice que el dinero no da la felicidad pero en este mundo
tan consumista, ayuda. También hace referencia al termino “terribilitis”, que
es todo aquello que aunque sea una tontería, le damos más importancia de la
cuenta, pensando que lo que nos está pasando es terrible. De esta parte, el
capitulo más entretenido es cuando describe las vidas de Stephen Hawking y de
Christopher Reeve, que para él no son ejemplos de superación sino ejemplos de
cómo estando postrados en sillas de ruedas, eran felices. Para mí, sí que son
un ejemplo de superación, sobretodo Stephen Hawking, que ya teniendo esa
enfermedad tan horrible, fue capaz de seguir estudiando y de desarrollar la
teoría del Big ben.
En la tercera parte del libro,
te habla un poco de todo, del miedo a la soledad, del aburrimiento, de las
decisiones que tomas en la vida, de ignorar a las personas que te insultan, de
las amistades y de los que nos puede aportar cada una de ellas, pero lo que más
me ha llamado la atención es la forma de ver las relaciones de las parejas que
conviven juntos. Resulta que si por ejemplo, se ponen de acuerdo en que él sea
el que tire la basura y no lo hace, en vez de exigir, tenemos que sugerir que
lo haga pero que si no lo hace, tendremos que decirle que lo queremos igual.
Bajo mi punto de vista, si a esa persona le dices que aunque no baje la basura,
le vas a querer igual, esa persona se va a seguir comportando igual y no va a
hacer nada por cambiar su comportamiento para alegrar a su pareja. Vuelve a
insistir en que el trabajo no es necesario porque podemos beber de fuentes de
agua gratuitas o comer de contenedores cuando cierran los supermercados y
deciden tirar la comida a la basura, por lo tanto, la comida también se puede
conseguir gratuitamente y podemos tener nuestras necesidades básicas cubiertas.
Recalca que tampoco necesitamos coches, ni electrodomésticos, que los tenemos
por puro placer, cosa que no estoy de acuerdo, los tenemos porque vivimos en
esta sociedad, si viviéramos en un bosque perdido de la mano de dios, igual sus
pensamientos tendrían algo más de sentido, pero en este mundo no. Propone que
hay que hacer las cosas por disfrute, no por obligación, algo con lo que estoy
de acuerdo.
Una de las cosas con las que no
estoy de acuerdo, es cuando una paciente le plantea que qué haría si tuviera
una depresión incurable a causa de un virus que ni con antibióticos se curara,
su respuesta es que se iría de viaje a la India. Creo que no es real esta
situación porque la mayoría de personas que he conocido y que han tenido una
depresión bastante grande, se negaban a salir de su casa y hasta de su
habitación, por lo tanto, su respuesta no me resulta creíble. Tampoco me parece
correcto que le diga a una paciente que si sus pacientes se suicidan, a él no
le importaría para nada. Si yo estuviera en su lugar, fuera psicóloga y mi
paciente se suicidara, quizá tendría que hacerme mirar mi forma de hacer
terapia con los pacientes, ya que igual los métodos que he utilizado no han
sido los correctos y evidentemente, sí que me importaría el perder a una
paciente, no solo económicamente, sino porque creo que los psicólogos también
aprenden de los pacientes, a parte de los ratos que has compartido con ellos en la consulta y les has conocido más personalmente.
Sé que mi crítica del libro es
muy dura, me callo muchas cosas que me gustaría decir pero por respeto, no lo hago, y mucho más duras me han parecido otras muchas cosas de las que he leído en
este libro y que tampoco he puesto aquí. No sé muy bien si, con este libro, pretendía
ayudar o destruir a las personas. En cualquier caso, tenía en mi mente leer su
otro libro “Las gafas de la felicidad” pero viendo la forma de ser que tiene y
las barbaridades que expone en este libro, se me han quitado las ganas de
seguir leyendo a este señor por no llamarlo de otra forma. Definitivamente, si tuviera alguna enfermedad como una
depresión, no acudiría jamás en la vida a la consulta de esta persona.
¡Un saludo!