viernes, 20 de septiembre de 2024

La vuelta de vacaciones y las sorpresas laborales...

¡Hola a todos! ¿Qué tal se os está dando la “vuelta al cole”? Espero que no os haya costado mucho volver a los trabajos tras vuestras merecidas vacaciones y que no os hayáis encontrado con sorpresas laborales en vuestra vuelta. Precisamente la entrada de hoy va dedicada a esto…

¿No os ha pasado que cuando habéis vuelto de las vacaciones, aunque solo haya sido una semana o dos, todo ha cambiado? Como que os empezáis a sentir frustrados porque nadie ha realizado vuestro trabajo mientras que, cuando el resto se va, te encargas de hacer el trabajo de los demás. Una sensación extraña de que, si ya pensabas que la gente hacía poco, pues terminas de confirmar que hacen menos aún. La ley del mínimo esfuerzo…

No os voy a negar que mi vuelta al trabajo hace tres semanas ha sido muy dura. Sinceramente, no recuerdo una vuelta al trabajo tan horrible en todos mis largos años laborales. Siempre he dicho que me gusta mi trabajo, pero hay situaciones que a veces se me hacen insostenibles y terminan llenando mi vaso de agua hasta rebosarlo por completo.

Para que entendáis lo que os digo, os pongo en situación, vuelvo un lunes al trabajo y parecía que todo iba a ser “tranquilo” hasta que al día siguiente, mi jefa se reúne conmigo y con Luis (mi compañero de mesa) para comunicarnos que: “Por vuestras frustraciones laborales con Sofía (nombre inventado por protección de datos), la empresa ha decidido que a partir del 16 de septiembre esta persona no siga en la empresa. El resto de compañeros no lo sabe. Por favor, no digáis nada.” La noticia, por lo menos a mí, me cayó de sorpresa porque no lo entendía. Es verdad que, en los últimos días, el rendimiento de Sofía había bajado un poco en comparación al resto de días, pero de ahí a que la echaran ¿? Me parecía incomprensible ya que tenemos a otra persona en la empresa desde hace casi un año y que no hace absolutamente nada. Es más, no sabe ni revisar un simple listado como para mandarle tareas que la hagan pensar… Es muy frustrante y ahí comenzó mi ralladura mental…

Todos los días me dedicaba a observar a Sofía, tampoco era difícil ya que se sentaba delante de mi mesa. Mi mente intentaba asimilar la noticia que me habían dado y seguía sin entender nada. Según pasaban los días, Sofía tenía conversaciones con su compañero de mesa, Rodri (Llamémosle así) donde soltaba frases como “me vas a echar de menos cuando yo no esté (lo decía entre risas)” o “para una semana que me queda…”.

Decía las frases muy segura de sí misma y sin ningún tipo de dolor o frustración como el de alguien que se encuentra enfadado porque le han echado del trabajo sin esperarlo… Empecé a pensar que igual le habían dado mis jefes la noticia y que ella se lo había tomado a bien porque igual quería irse… No sé, pensé demasiado. Me volví un poco más observadora que antes y seguía escuchando y viendo a una Sofía muy tranquila, algo que me empezó a obsesionar y a poder pensar: “Yo creo que Sofía se marcha por si sola y no la han echado. Es todo muy raro.” Incluso cuando llegaba a casa, lo comentaba con mis familiares y ellos se sorprendían también de la actitud de tranquilidad de Sofía ante su inminente despido.

Antes de desvelaros el final, quiero dejar claro que mi relación con Sofía en la empresa SIEMPRE ha sido maravillosa hasta que un día mi jefa, me metió en el despacho con ella y me dijo: “Tú no eres como ella, ni como Rodri. Tú estás por encima de ellos y no puedes relacionarte con ellos fuera de aquí. Porque sé que ellos nos critican por envidia y sobre todo a mí que soy la jefa. Si sigues con ellos, no podrás llegar a tu objetivo laboral con nosotros.” Evidentemente, a partir de ese momento, tuve que distanciarme de Rodri y de Sofía porque no quería quedarme sin el trabajo que tanto me gustaba…

Llegó el jueves 12 de septiembre y se hizo el anuncio en la empresa. Nos llamaron a todos los trabajadores y la jefa empezó a dar su discurso: “Siempre digo que la vida son etapas y ha llegado el momento de despedir a Sofía que por diferentes motivos ha decidido renunciar a su puesto de trabajo y se marcha a otra empresa. Espero que te vaya muy bien y nos tienes aquí para lo que necesites.” En ese momento mi cara debió de ser un poema, aunque si os soy sincera, yo ya sospechaba que mi propia jefa me había colado una trola como una catedral de grande. Esas palabras me bastaron para confirmar lo que llevaba ya dos semanas observando y sospechando: Sofía se marchaba por voluntad propia y no por despido como me habían hecho creer.

El viernes 13 fue su último día y sentí mucha pena por ella. Ni el director de la empresa ni la jefa estaban para despedirla, algo que me pareció bastante feo por parte de ellos. Sofía se ha matado a trabajar todos los días (salvo los últimos y es porque ya se iba) y le han caído marrones de clientes que no eran ni de ella y los ha tenido que solucionar porque ella es así. Cariñosa y amable con todo el mundo, si te puede ayudar, te ayuda a ti y a todos los clientes nuevos que le cayeron y que estaban mal atendidos. Será difícil encontrar a gente así.

Ese día, me quedé con ella a solas a la salida como media tarde y pudimos hablar tranquilamente. Ella me dijo que no entendió mi cambio de actitud y que le había dicho a Rodri que sospechaba que podía venir de las indicaciones de arriba de la empresa y tuve que sincerarme con ella y contarle lo ocurrido. Yo también le pregunté lo de la salida de la empresa y me contó todo como fue. Me confesó que Maite (nombre inventado) también había presentado la renuncia en la empresa y que la jefa le había prohibido decirlo. Mi cara fue un sorpresón ante tanta noticia y sobre todo ante la salida de otra apreciada compañera…

Tras la larga tarde, ambas nos fuimos tranquilas, sabiendo que tenemos nuestros teléfonos y que podemos continuar con nuestra buena relación sin necesidad de estar mal por lo que pensara una tercera persona y sobre todo, yo me sentía ya libre de poder comunicarme con ella sin miedo a ser observada continuamente. Yo la pedí el teléfono de Rodri para poder hablar con él y contarle también lo que estaba ocurriendo, pero lo haré cuando venga de las vacaciones puesto que no quiero molestarle.

La verdad es que han sido varias semanas intensas porque me empezó a afectar psicológicamente y físicamente. A partir de ahí, se me encendió algo en el interior y me puse como loca a buscar ofertas de empleo. Se venía un trimestre bastante duro y no me apetecía seguir allí con una persona menos y con dos personas que son muy incompetentes. Tanto que no saben ni pensar por ellas mismas… Si a todo esto, le sumamos también la desconfianza que me está causando últimamente mi jefa mintiendo en algo tan absurdo como la salida de personal u otras cuestiones laborales… Mis ganas de continuar allí son CERO!

No logro entender porque se empeña en decirle a los demás que no den la noticia de su salida. He pensado que lo que quiere es hacernos creer a los demás que es la empresa la que toma la decisión de echarles como en plan: “Nos quitamos al personal que no queremos, que guays somos”, cuando la realidad es que son ellos los que deciden marcharse porque no soportan lo que pasa allí y como me dijo Sofía: “El ambiente ya se corta con cuchillos” y es la pura verdad.

Con Sofía fuera, Luis, me dice: “¿qué tal te ha parecido la salida de Sofía? La verdad es que me ha pillado por sorpresa porque no sabía que se iba a ir de la empresa. (Por lo visto al chaval se le había olvidado la noticia que nos dieron hace dos semanas…) No me lo esperaba, pero posiblemente si hubiera seguido con el bajo rendimiento, la empresa la hubiera terminado echando a final del trimestre. Ha sido poco solidaria y tendría que haberse quedado hasta el final por compañerismo” (Claro, para que luego la hubieran dado la patada después del trabajo que ha hecho, mejor así. Para mí, ha quedado como una señora, ha sabido retirarse a tiempo). Mi respuesta: “Yo no tengo que opinar de su salida, si ha considerado que eso es lo correcto para ella, pues genial.” y comenzamos un dialogo un poco turbio sobre cosas que se podrían mejorar en la empresa y que han sido mentira tras mentira todos los trimestres y… ¡Que una ya no es tonta y no se lo va a tragar más!

Lo único que tengo que deciros es que me queda la charlita pendiente con Rodri y que os contaré en las próximas semanas. Lo que tengo claro, es que hay un momento de la vida en las que hay oportunidades que no se pueden dejar escapar y que, como dice mi jefa, la vida son etapas…

¡Un saludo a todos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario