¡Hola a todos!
En la entrada de hoy, os traigo la segunda parte de la bilogía de Elisabet Benavent “Canciones y recuerdos”. Este segundo libro, se titula “Seremos recuerdos”.
Primeramente, avisaros que este comentario, lo voy a dividir en tres párrafos y es que prefiero dar mi opinión sobre la vida de cada una de las protagonistas y de todo lo que sucede en esta segunda parte, utilizando un párrafo para cada una de ellas: uno para Jimena, otro para Adriana y otro para Macarena.
Voy a empezar con Jimena ya que, en esta segunda parte, se va a ver un poco dudosa en cuanto a su relación con Samuel. Desde que éste le cuenta una de las relaciones que ha tenido en el pasado, ella no deja de pensar en ello y de frustrarse porque cree que no le hace feliz a Samuel. Siente que él pues necesita otro tipo de relación más parecida a la que él tenía en el pasado y se pone a investigar cómo mejorar su relación con él, algo que no fue buena idea porque los planes que tenía Jimena para Samuel pues no salieron como ella esperaba y todo por el miedo constante que tenemos las personas a no decir las cosas para no perder a las personas que queremos. Jimena intenta comprender a Samuel en cuanto a la forma que él tiene de enamorarse de las personas, pero ella aún no lo termina de comprender y se siente desencajada constantemente en esta relación.
En cuanto a Adriana, le sucede algo parecido a lo que le sucede a Samuel solo que ella no se atreve a ser sincera tampoco con su marido y comentar su verdadera sexualidad ya que no es fácil de explicarse a sí misma que, después de estar tantos años casada con un hombre, acabes descubriendo cuál es tu verdadera orientación sexual y casi de casualidad como lo supo ella. Se encuentra un poco preocupada porque no sabe si tendrá buena aceptación en su círculo de amigos y familiares aunque, también, llega a plantearse la posibilidad de tener un hijo con su marido para intentar tapar lo que verdaderamente siente hacía otra persona y que no la juzguen por no darle un hijo a su marido. Es una situación bastante delicada la que sufre Adriana.
Por último, dejo a Macarena, la protagonista de esta historia. Me gusta porque, al final, ella decide vivir la vida locamente y acostarse con el que quiera, hasta que se da cuenta de que está engañándose a sí misma ya que el hombre que realmente ocupa su corazón, sus sueños y su vida completa es él, LEO. Pueden venir todos los hombres que quieran, pero ella siempre pensará en LEO porque el primer amor no se olvida y aunque se dieron mil oportunidades de jóvenes y se hacen miles de putadas ambos, al final, comienzan a darse cuenta de que los años han pasado para los dos y que han madurado. Tienen que perdonarse para poder tener, al menos, una buena amistad, aunque realmente los dos sienten algo extraño. Esto les deja un poco descolocados y te hace replantearte la siguiente cuestión ¿Puedes re enamorarte de la misma persona y tener unos sentimientos desconocidos tras años sin tener ningún tipo de contacto? Es decir, ¿Creéis en las segundas oportunidades, pero añadiendo la experiencia de la madurez y aprendiendo de los errores del pasado con esa misma persona?
Siendo sincera, me ha gustado la bilogía, pero no ha sido de los que más enganchada me ha tenido, sobre todo de mitad del segundo libro hasta el final, que me ha costado bastante retomarlo. Me preocupa empezar a tener esta sensación en el séptimo libro que he leído de esta autora, porque todavía me quedan más por leer y no me gustaría que se me “deshinchara” las esperanzas que yo tenía de conocer a una nueva autora contando historias reales como a mí me gustan.
Vuelvo a decir lo mismo, que con el primer libro de esta bilogía, es recomendable como una buena distracción para un fin de semana en el que no tengas ningún plan. Es más, si trabajas (como es mi caso) puedes leerte la bilogía completa en unos quince días aproximadamente y, para finalizar, tengo que reconocer que me sigue sorprendiendo el lenguaje que utiliza esta autora, palabras sencillas y que seguramente, la mayoría de la gente utiliza en su vida diaria aunque algunas de ellas sí que me parecen un poco chabacanas.
¡Un saludo a todos!
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