domingo, 27 de octubre de 2019

IKEA y las intolerancias alimenticias


¡Hola a todos!

Hoy os traigo mi opinión sobre comer o, mejor dicho, no comer en IKEA…

Un sábado por la mañana, decidí salir de compras con mi madre porque hacía mucho tiempo que no lo hacíamos. Una de las tiendas a las que fuimos fue IKEA. Estuvimos mirando cosillas por la exposición y, una vez que acabamos, ya era la hora de comer. Nos pareció buena idea ir allí porque varias personas me habían contado que la comida de allí, está buena.

Cuando llegamos al restaurante, tenían una pantalla digital donde puedes consultar los platos que tienen y las intolerancias y alérgenos de cada uno, algo que me parece genial porque como sabéis, soy intolerante a la lactosa y, para la gente que padecemos algún tipo de intolerancia, no es nada fácil salir a comer fuera de casa.

Me pongo a observar la lista de platos principales y en TODOS menos en la pasta con tomate, había lactosa o trazas de lactosa, incluidos los menús infantiles. ¿Os imagináis que también fuera intolerante al gluten? Porque hay gente que es intolerante a las dos cosas. Evidentemente, tampoco podría comerlo.

Mi “indignación” viene cuando te paras a pensar: ¿Por qué una pierna de cordero lleva lactosa? ¿Por qué unas albóndigas de salmón llevan lactosa? ¿Por qué unos medallones de salmón llevan lactosa? ¿Por qué un muslo de pollo, sí señores, UN MUSLO DE POLLO, lleva lactosa? En definitiva… ¿POR QUÉ COJONES HAY COMIDAS QUE, SE SUPONE QUE NO DEBERÍAN LLEVAR PRODUCTOS LÁCTEOS POR SU NATURALEZA, LLEVAN LACTOSA O DERIVADOS?

Pues, en muchas ocasiones, son por las salsas y condimentos que les echan a las comidas para que les de sabor y que son las que suelen llevar la lactosa como conservante o incluso se le echa al producto natural para que también sea conservado. Una práctica que me parece bastante horrible ya que también está poniendo en “riesgo” la salud de las personas y me da mucha rabia que la industria alimentaria o alimenticia lo esté permitiendo.

Afortunadamente, poco a poco hay más sitios donde te muestran la carta con los alérgenos pero tampoco estaría mal, ofrecer ciertas comidas “sin gluten” o “sin lactosa” para hacernos la vida un poco más fácil a las personas intolerantes, que no somos bichos raros. Por ejemplo, conozco una pizzería en un pueblo de Huelva que hace pizzas normales pero, también, con ingredientes sin gluten y sin lactosa, algo que me parece estupendo. Si ellos pueden hacerlo, ¿Por qué las grandes cadenas de bares/restaurantes no?

Por lo tanto, lo único que pido es que IKEA tenga un poco más de “flexibilidad” con la comida de su restaurante para que todos podamos disfrutar de ella y, como sugerencia, no estaría mal que incluyeran pizzas con queso sin lactosa en su menú de bistro que los intolerantes también compramos muebles y tenemos derecho a comer allí.

Y un mensaje para aquella gente que van de “guays” por la vida metiéndose con los que tenemos algún tipo de intolerancia. Hay gente que desgraciadamente nace siendo así pero a otra, como yo, las intolerancias nos ha salido de adultos como las alergias que sufren muchas personas. Me gustaría que, por un día, por un mísero día, os pongáis en nuestra situación. Vayáis a hacer la compra y consultéis TODOS los productos que tienen gluten, leche, lactosa y derivados o vayáis a algún restaurante a comer algo y miréis TODAS las comidas que contienen alérgenos. Que por un día hagáis vida de intolerantes y si os resulta difícil, imaginaos a los que lo padecemos todos los días de nuestra vida.

Hoy, sois tolerantes pero mañana… ¿Quién sabe?

¡Un saludo a todos!

sábado, 19 de octubre de 2019

"Bienvenidas al club "cabronas sin fronteras"" - Megan Maxwell


¡Hola a todos!

Primeramente, os pido disculpas por tener el blog tan olvidado últimamente, pero entre las cuestiones laborales y las personales, no me ha quedado mucho tiempo para poder leer y subir entradas más asiduamente. Llegué a pensar en cerrar el blog debido a la falta de tiempo, pero no quiero porque creo que puede servir para ayudar a los demás, no solamente en cuestiones de literatura romántica, sino en otros aspectos porque sabéis que, también, me gusta dar mi opinión o relatar experiencias personales sobre otros asuntos.

Intentaré que haya, al menos, una entrada de literatura al mes ya que fue el primer objetivo para crear este blog y, dicho esto, os dejo con la entrada de hoy.

Os traigo el último libro de Megan Maxwell, llamado “Bienvenida al club Cabronas sin fronteras”. La verdad que los dos últimos libros que he leído de ella, se han salido de las típicas historias que ella contaba y repetía una y otra vez. Creo que recurriendo al dicho “renovarse o morir”, le ha venido bien este gran cambio de contar historias algo más diferentes, cosa que me está sorprendiendo y gustando bastante.

En este libro, cuenta las diferentes historias de cuatro amigas: Silvia, Rosa, Elisa y Venecia. Cada una de ellas lleva una vida diferente. Silvia es la típica mujer que le tiene bastante miedo al compromiso y solo utiliza a los hombres para divertirse sexualmente, lo mismo que hacen la mayoría de los hombres con las mujeres, ignorando que, a veces, las casualidades de la vida te pueden traer a una persona bastante interesante y de la que no está dispuesta a separarse.

Rosa es una mujer felizmente casada con hijos, que lleva la vida típica de una mujer de antaño, ser una mantenida por su marido mientras ella solo se dedica al cuidado de sus hijos hasta que descubre algo que le hace cambiar su forma de pensar. Es, ahí, cuando descubre que ella es una súper mujer y que es posible combinar el trabajo con el cuidado de los hijos.

Elisa acaba descubriendo un secreto de su novio con el cual decide poner fin a la relación aunque su historia es, para mí, la más sorprendente de todas porque casi que es la típica amiga calladita que nunca opina sobre hombres y parece que pasa de ellos hasta que un buen día te cuenta que se ha estado viendo con un chico y que está embarazada.

Venecia, sin duda, es la protagonista del libro. Su vida empieza desde que decide pasar por el altar tras 20 años de relación con su novio por el mero hecho de complacer a su padre, para que recuerde el día que la llevó al altar de su brazo. Sufrirás por ella, por su historia con Cancún, y por las desgracias que le suceden a su familia.

La historia personal de cada una es muy diferente pero tienen una gran cosa en común, la amistad. Aunque haga frío, calor, lluvia, viento cuando una de ellas está mal, van las otras tres a su “rescate”, algo que desearía que pasara mucho más en la realidad aunque, a veces, no sea posible por la falta de tiempo con el trabajo.

Es un libro muy volcado en la igualdad de la mujer y el hombre. Que perfectamente se puede ser madre, mujer fiestera, mujer trabajadora… mujer en todos los sentidos sin necesidad de sentirse inferior por serlo. Es más, hay un momento del libro en el que cierto personaje hombre necesita la ayuda de una de las protagonistas para explicarle a su hija algo tan normal como es tener la regla porque la hija no acepta que su padre le hable de ello.

Me ha parecido fantástico el libro completo y muy recomendable, sobre todo, porque vuelve a dar visibilidad a otra enfermedad que, por desgracia, empieza a sufrir mucha gente como es el alzheimer, algo durísimo para los familiares y la gente que están relacionados con ellos. 

Sin duda, volveré a retomar la lectura de esta autora ya que los nuevos libros son mucho más sorprendentes de lo que me imaginaba.

¡Un saludo a todos!