lunes, 1 de enero de 2018

¡Feliz año nuevo!


¡Hola a todos!

¡Feliz año nuevo! Ha pasado ya un mes desde la última entrada del blog… siento mucho no poder escribir tanto como me gustaría pero como ya comenté en la entrada anterior, entre mi vida laboral y la personal, no tengo mucho tiempo para dedicarme al blog y mucho menos para poder leer y recomendaros libros como me gusta.

Por lo tanto, en este 2018, seguiré subiendo entradas al blog sobre diversos temas (como he estado haciendo en las últimas entradas) pero con el propósito de que al menos una vez al mes tengáis una entrada nueva. Desearos que tengáis un gran 2018 y que os siga gustando mi blog aunque no todas las entradas sean de lectura.

Aprovechando en las fechas en las que estamos, me gustaría dedicar esta nueva entrada del blog a hablar sobre las fiestas navideñas.

Generalmente, desde hace ya algunos años, odio el invierno, el frío y este tipo de festividades. Será que a algunas personas ya no nos parece tan divertido como cuando éramos pequeños, o porque hemos perdido el “espíritu de la navidad”, o porque realmente es una mezcla de todo, pero lo cierto es que cada año que pasa, tengo menos ganas de que lleguen estas fechas.

Primero, por el tema de las felicitaciones, porque ves cómo todavía hay gente que ni te hace caso el resto del año y se atreve a mandarte una “falsa” felicitación navideña con sus mejores deseos, algo que no deja de sorprenderme y más si se tratan de personas que hace ya tiempo decidiste “olvidar” o porque son personas que simplemente, por los motivos que sean, no están contigo el resto del año, que ni te llaman, ni te escriben, ni se preocupan… En otras palabras: odiar la falsedad de la gente.

Segundo, los regalos de Reyes. Para mí, me resulta un tema bastante complicado todos los años porque a la hora de elegir los regalos para gente adulta siempre tienes la típica pregunta de ¿Le gustará? Nunca sabes qué comprar… Al final te acabas comiendo la cabeza por querer agradar a todos, aparte, que cuando empiezas a tener una familia tan amplia, llega un momento en el que llegas a una conclusión: que lo mejor es regalar solo a los pequeños de la familia, que al fin y al cabo, creo que ellos son los que más disfrutan de estas fechas abriendo regalos y no te van a decir: “me ha encantado” cuando ves que su cara dice lo contrario...

Que para los que recibimos regalos por parte de amigos y familiares, también la cosa está complicada porque, en muchas ocasiones, la mayoría nos vemos “obligados” a decir que nos gusta lo que nos han regalado aunque no nos guste, solo por no ver que tu tía favorita, tu hermano o tu primo se llevan una decepción por decirles que su regalo no nos ha gustado. Habrá gente que piense que lo bonito es el detalle de que se hayan acordado de ti, pero si a mí me van a regalar algo que no me va a gustar, prefiero que nos ahorremos el mal trago ambas partes: la persona por gastarse dinero en algo tontamente y yo el tener que mentir y decir que me gusta algo cuando no…

Tercero, las comidas de navidad. Es algo que me viene resultando algo complicado estas dos últimas navidades por la intolerancia, ya que tienes que andar preguntando a tus familiares donde han comprado las cosas o como han hecho las recetas (cosas que no deberías) y que no asimilan que no podemos comer sin miramientos. Que tenemos que tener cuidado, como en mi caso, de no comer lácteos (la mayoría de postres, el queso, la leche) o de muchas otras cosas que vienen empaquetadas y que llevan la lactosa como conservante, que todavía hay gente que no está concienciada de estas cosas como los que lo padecemos.

Siempre es bueno reencontrarse con la familia todos los años, pero seguro que en más de una cena/comida tenéis a los típicos primos “contentillos” haciendo el canelo por casa para divertir al resto, a los típicos cuñados que se ponen a discutir de tonterías, a tus primas haciéndose veinte millones de selfies, a tus tías insistiendo para que pruebes sus degustaciones… pero lo peor de todo, es ver como tus abuelos año tras año tienen menos ganas de pasar Nochevieja en familia, mirarles a la cara y notar que se les va apagando la vida, es la peor sensación de cada navidad. Quizá, es otra de las razones por las que no me gustan estas fechas.

Solo espero que vosotros estéis disfrutando de estas fechas con la familia, que regaléis y os regalen muchas cosas (que os gusten) y que vuestros propósitos (realistas) se cumplan para el año 2018. Mientras, yo espero que en este 2018,  aparte de seguir con mi trabajo y con mi familia, pido que las industrias alimentarias cambien muchos conservantes, que nos hagan más variedad de productos para todas las personas que sufrimos de algún tipo de intolerancia y que todos podamos comer más sanamente, que si no tenemos salud, no tenemos nada.

¡Un saludo a todos!

 

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