domingo, 14 de enero de 2018

"Querido" compañero de trabajo...


¡Hola a todos!

Hoy escribo porque necesito desahogarme de una situación que llevamos casi tres meses sufriendo en la empresa donde estoy trabajando. Quizá tengo menos derecho a quejarme que mis compañeros, porque quitando a esta persona de la que os voy a hablar, soy la última que he llegado a la empresa, pero tengo derecho a dar mi opinión libremente, ya no solo como trabajadora de esa empresa, sino como persona.

Hace cuestión de casi tres meses, contrataron a una persona cuyo puesto es estar sentado delante de un ordenador (prefiero no desvelar sus funciones por respeto a la empresa). El caso es que esta persona desde que llegó, no solo no ha desarrollado bien su trabajo, si no que se ha estado chuleando de todos nosotros todos los días y lo peor de todo, es que se lo hemos tenido que consentir para que no se nos acusara de racismo por el hecho de que esta persona es de otro país.

Sé que el tema es muy delicado de tratar, pero a veces, cuanto más días pasa esta persona en la empresa, nos preguntamos ¿Hasta cuándo vamos a tener que consentir esta situación? A parte de no hacer bien su trabajo, se escaquea las horas que quiere, viene a la hora que quiere, cuando le mandan hacer cualquier cosa, solo sabe resoplar, en jornada laboral se lleva horas y horas encerrado en uno de los baños de la empresa, que un día puede suceder que no te encuentres bien pero TODOS los días… ya te hace pensar que muchas ganas de trabajar no tiene.

De verdad, que con la actitud que está teniendo en la empresa de no querer trabajar, de reírse indirectamente de su jefe, de creerse superior hacía nosotros que somos sus compañeros de trabajo, los que le ayudamos cuando tiene un problema e incluso le hacemos el trabajo cuando no sabe desarrollarlo, y que todavía vaya creyéndose que se le tiene que tratar como si fuera un rey por ser de fuera, que se permite el lujo de reírse de nosotros cuando nos confundimos en el trabajo o incluso cuando pasa por nuestro lado que ni nos saluda, entre otras muchas cosas que me callo. Vamos, que su actitud deja muchísimo que desear. Si todas esas cosas se nos ocurre hacérselas a él, todos sabemos perfectamente el nombre que tendría…

A mí, que vengan de fuera para trabajar, para ganarse la vida, para tener un futuro mejor que en su país, lo acepto y me parece genial, pero que personas como estas, vengan y no se integren, no tengan educación ni respeto por los demás y menos por sus propios compañeros de trabajo, que no valoran que, en la empresa, NUNCA lo hemos tratado diferente por ser de fuera e incluso lo hemos ayudado siempre que hemos podido y el SIEMPRE ha tenido esta actitud de pasotismo, de chulería, de creerse el mejor, y que en las últimas semanas se ha incrementado bastante desde que su compañero de mesa se ha tenido que marchar de la empresa (supongo que ya pensaréis porque motivos).

No le deseo el mal a nadie, pero las personas así, sin educación y sin respeto hacía los demás, especialmente hacía sus compañeros,  me irritan bastante (independientemente de si son de fuera o dejan de serlo) y más cuando se alegran de las desgracias ajenas como la marcha de su propio compañero para beneficiarse y decir en voz alta: “Qué bien que ya me han hecho un contrato por un año, así que me relajo”. ¿Ahora entendéis su actitud de pasotismo y de relajación? Pienso que independientemente del tiempo por el que tengas un contrato, tienes que cumplir con tu trabajo desde el primer día hasta el último.

Solo nos toca esperar a que realmente mi jefe se dé cuenta de todas estas cosas y tome la decisión que sea más adecuada para la empresa, pero si yo estuviera en su lugar, no me cabe la menor duda de que esta persona iría a la calle porque se lo está ganando a pulso día tras día, aparte, que no se puede permitir que en una empresa uno se ría de sus propios compañeros de esa forma y menos cuando le estamos ayudando todos los días.
 
Y a ti, mi "querido" compañero, solo espero que aprendas educación, respeto y algo de humildad hacía los demás, que todavía y, según tú (y si el jefe no decide prescindir de tus servicios antes de tiempo), nos quedan 9 meses compartiendo oficina, en los que deseo que te entren más ganas de trabajar y que nos hagas la convivencia lo mejor posible.

¡Un saludo a todos!

lunes, 1 de enero de 2018

¡Feliz año nuevo!


¡Hola a todos!

¡Feliz año nuevo! Ha pasado ya un mes desde la última entrada del blog… siento mucho no poder escribir tanto como me gustaría pero como ya comenté en la entrada anterior, entre mi vida laboral y la personal, no tengo mucho tiempo para dedicarme al blog y mucho menos para poder leer y recomendaros libros como me gusta.

Por lo tanto, en este 2018, seguiré subiendo entradas al blog sobre diversos temas (como he estado haciendo en las últimas entradas) pero con el propósito de que al menos una vez al mes tengáis una entrada nueva. Desearos que tengáis un gran 2018 y que os siga gustando mi blog aunque no todas las entradas sean de lectura.

Aprovechando en las fechas en las que estamos, me gustaría dedicar esta nueva entrada del blog a hablar sobre las fiestas navideñas.

Generalmente, desde hace ya algunos años, odio el invierno, el frío y este tipo de festividades. Será que a algunas personas ya no nos parece tan divertido como cuando éramos pequeños, o porque hemos perdido el “espíritu de la navidad”, o porque realmente es una mezcla de todo, pero lo cierto es que cada año que pasa, tengo menos ganas de que lleguen estas fechas.

Primero, por el tema de las felicitaciones, porque ves cómo todavía hay gente que ni te hace caso el resto del año y se atreve a mandarte una “falsa” felicitación navideña con sus mejores deseos, algo que no deja de sorprenderme y más si se tratan de personas que hace ya tiempo decidiste “olvidar” o porque son personas que simplemente, por los motivos que sean, no están contigo el resto del año, que ni te llaman, ni te escriben, ni se preocupan… En otras palabras: odiar la falsedad de la gente.

Segundo, los regalos de Reyes. Para mí, me resulta un tema bastante complicado todos los años porque a la hora de elegir los regalos para gente adulta siempre tienes la típica pregunta de ¿Le gustará? Nunca sabes qué comprar… Al final te acabas comiendo la cabeza por querer agradar a todos, aparte, que cuando empiezas a tener una familia tan amplia, llega un momento en el que llegas a una conclusión: que lo mejor es regalar solo a los pequeños de la familia, que al fin y al cabo, creo que ellos son los que más disfrutan de estas fechas abriendo regalos y no te van a decir: “me ha encantado” cuando ves que su cara dice lo contrario...

Que para los que recibimos regalos por parte de amigos y familiares, también la cosa está complicada porque, en muchas ocasiones, la mayoría nos vemos “obligados” a decir que nos gusta lo que nos han regalado aunque no nos guste, solo por no ver que tu tía favorita, tu hermano o tu primo se llevan una decepción por decirles que su regalo no nos ha gustado. Habrá gente que piense que lo bonito es el detalle de que se hayan acordado de ti, pero si a mí me van a regalar algo que no me va a gustar, prefiero que nos ahorremos el mal trago ambas partes: la persona por gastarse dinero en algo tontamente y yo el tener que mentir y decir que me gusta algo cuando no…

Tercero, las comidas de navidad. Es algo que me viene resultando algo complicado estas dos últimas navidades por la intolerancia, ya que tienes que andar preguntando a tus familiares donde han comprado las cosas o como han hecho las recetas (cosas que no deberías) y que no asimilan que no podemos comer sin miramientos. Que tenemos que tener cuidado, como en mi caso, de no comer lácteos (la mayoría de postres, el queso, la leche) o de muchas otras cosas que vienen empaquetadas y que llevan la lactosa como conservante, que todavía hay gente que no está concienciada de estas cosas como los que lo padecemos.

Siempre es bueno reencontrarse con la familia todos los años, pero seguro que en más de una cena/comida tenéis a los típicos primos “contentillos” haciendo el canelo por casa para divertir al resto, a los típicos cuñados que se ponen a discutir de tonterías, a tus primas haciéndose veinte millones de selfies, a tus tías insistiendo para que pruebes sus degustaciones… pero lo peor de todo, es ver como tus abuelos año tras año tienen menos ganas de pasar Nochevieja en familia, mirarles a la cara y notar que se les va apagando la vida, es la peor sensación de cada navidad. Quizá, es otra de las razones por las que no me gustan estas fechas.

Solo espero que vosotros estéis disfrutando de estas fechas con la familia, que regaléis y os regalen muchas cosas (que os gusten) y que vuestros propósitos (realistas) se cumplan para el año 2018. Mientras, yo espero que en este 2018,  aparte de seguir con mi trabajo y con mi familia, pido que las industrias alimentarias cambien muchos conservantes, que nos hagan más variedad de productos para todas las personas que sufrimos de algún tipo de intolerancia y que todos podamos comer más sanamente, que si no tenemos salud, no tenemos nada.

¡Un saludo a todos!