Hola a todos,
¿Qué tal estáis llevando el mes de marzo? La verdad que con tantos días lluviosos, algunos estamos empezando a tener un poco de depresión por no ver el sol y cansancio mental de tanta lluvia, especialmente las personas a las que no nos gusta el invierno.
Me apena no haberos podido traer ninguna entrada en febrero, pero ha sido un mes demasiado intenso, sobretodo laboralmente hablando. Han ocurrido algunas novedades en el trabajo que os tengo que contar y que seguro os va a sorprender tanto como a mí aunque ya sabemos que en todos los sitios cuecen habas…
En la entrada anterior os dije que tenía algunas compañeras de trabajo que son demasiado odiosas para mi gusto y que son las que llevan más tiempo en la empresa, ¿no? Pues un lunes, una de ellas, la llamaremos Rotermeller, empezó a decir delante de todas a una de las chicas que llevaba menos tiempo, pero más tiempo que yo, vamos a llamarla Conchi, que no sabía nada, que confunde las cosas, que no sabía que hacía allí, que era una empanada, que no sabía de nada y una gran ristra de frases similares. El resto no dijimos nada por miedo y porque como nos acostumbran siempre: “nunca te metas en las cosas de otros”, pero fuimos conscientes de la situación y sabemos que eso había estado horrible.
Al día siguiente, Conchi no fue al trabajo y, como consecuencia de esa discusión, el médico le dio la baja de larga duración, alegando que tiene estrés… A algunas compañeras les calló de sorpresa, pero a mí no. Yo sabía que esa chica acabaría así por las malas formas de Rotermeller porque esta mujer no sabe medir las palabras a la hora de regañar a las demás (y me incluyo). Te trata como si ella tuviera todo el derecho del mundo a pisotearte y a quedar por encima de ti. También tienes que hacer las cosas como ella diga, de ahí que la hayamos llamado Rotermeller.
Volviendo a Conchi, la verdad que me da pena la situación de esta chica porque es demasiado buena, incluso ella misma ha reconocido que no sabe el trabajo que está haciendo, pero es que tampoco nadie se ha sentado con ella a explicarle las cosas… Es verdad también, que a la chica le cuesta aprender las cosas, pero de ahí a que alguien se crea con todo el derecho del mundo a pisotearla de la manera en que lo hace Rotermeller… ¡PUES NO!
Y a la baja médica de Conchi, tenemos que sumar la baja voluntaria de otra compañera. Ella ha dicho que no la gusta este trabajo y que prefiere irse a hacer otras cosas que la motivan y la llenan más. La entiendo perfectamente en este aspecto porque es una chica muy joven y tiene mucha vida por delante para poder elegir otros caminos. También ha indicado que no se siente con fuerza para que Rotermeller y la divina (después os hablo de ella) se pongan a echarle mierda encima al igual que le ha pasado a Conchi. Por lo menos, es sincera y se ha ido por la puerta grande. No tengo nada más que añadir y que la vaya fenomenal.
Si… ¡Ya os hablo de la divina! ¿Quién es esta chica? Pues esta chica es de “el club de las trabajadoras antiguas” asique ya os imagináis el trato que da al resto… ¿no? La Rotermeller es verdad que es muy dura diciendo las cosas, pero también es cierto que si la preguntas algunas cosas, a veces sí que te ayuda. Bueno, más bien, depende como le vaya el día… Sin embargo la divina, es la típica que se cree que por ir en tacones y americana a la oficina es la dueña y señora de allí. Te mira por encima de las gafas como desafiante a cada cosa que te pregunta. Las preguntas que te hace suelen ser muy cortantes y todo se tiene que hacer también como ella diga asique otra prepotente de mil demonios.
Hace unos días cuando llegó a la oficina, acusó a otra compañera de ROBARLE la silla en plan niña de cinco años que se encuentra en el cole y dice: “seño, esta niña, me ha quitado mi silla”. Pues así. Rotermeller se metió por medio para defenderla y echar mierda sobre la otra compañera que recientemente acababa de llegar de sus vacaciones y no sabía ni de lo que se estaba hablando… Mi compañera la contestó de las mismas malas formas que ellas lo hacen y no las gustó nada. La divina se puso tan rabiosa al ver que la había contestado que cogió y se fue a una estantería y se puso a sacar como una desquiciada todas las cajas que estaban guardadas en las estanterías y a gritar como una poseída que eso era un desorden y no se qué mil mierdas más… Imaginaos mi cara en esos momentos, que encima la mía es el espejo de mis pensamientos…
En fin… toca seguir paciencia para poder seguir aguantando la situación porque parece que esto no va a acabar nunca…
¡Un saludo a todos!